Hemos llegado al final de nuestro recorrido por las bienaventuranzas de Jesús a través del ejemplo de María. Hoy comenzamos la novena de María Auxiliadora, nueve días para seguir profundizando en esta mujer y su experiencia de Dios.
Jesús, en la última bienaventuranza proclamó: Bienaventurados los perseguidos.
Seguir a Jesús no es cómodo ni fácil. Hoy todavía en muchos lugares del mundo se persigue a los cristianos, se les prohíbe rezar públicamente o se les ridiculiza y ningunea. Vivir el evangelio coherentemente también suele acarrear fuertes críticas, sobre todo cuando el mensaje cristiano pone en cuestión algunas actitudes y comportamientos socialmente aceptados.
María, al aceptar a Jesús en su seno, experimentó la gran alegría que escuchamos en el Magnificat. Pero también le supuso la incomprensión inicial de José, su prometido; las dudas acerca de su reputación delante de sus vecinos; la preocupación por los comentarios acerca de la locura de su hijo Jesús; el dolor de ver a su hijo ejecutado en una cruz… En María podemos contemplar de una manera impresionante la belleza y las complicaciones del seguimiento de Jesús.
¿Vivo un evangelio cómodo y hecho a mi medida? ¿Soy libre y valiente para vivir el evangelio y anunciar el nombre de Jesús? ¿Respeto a las personas que creen de manera diferente a la mía?
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