– Con el corazón –
Te ofrecemos un vídeo para orar y, desde el corazón, prepararte para la celebración del día de hoy. Pincha en la imagen y accede al vídeo.
– Preparar y entender el día –
El Jueves Santo es el día en que celebramos que Jesús nos ofrece su vida y su amor en el pan y el vino. Ahí está presente siempre que celebramos la Eucaristía. Hoy recordamos y hacemos reales, de nuevo, estas palabras:
Tomad y comed, esto es mi cuerpo.
Tomad y bebed, esta es mi sangre.
Haced esto en memoria mía.
También recordamos con agradecimiento la presencia de los sacerdotes en nuestras comunidades cristianas. Ellos hacen presente a Jesús cuando presiden los sacramentos, especialmente el de la Eucaristía.
Finalmente, contemplamos en este día el gesto de humildad de Jesús: lava los pies a sus discípulos, indicando que él ha venido a servir, a hacerse pequeño. Esta escena la escucharemos en el momento en que se proclama el evangelio en la Celebración de la Última Cena. «Haced vosotros lo mismo» – dijo Jesús después a sus discípulos.
– Celebrar la Cena del Señor –
La Parroquia San Francisco Javier de Vitoria-Gasteiz celebra hoy la Eucaristía de la Cena del Señor a las 19:00 en su iglesia, situada en la calle Martín Susaeta 4.
– Oración de la noche: Hora Santa –
Cada Jueves Santo, las comunidades cristianas se reúnen por la noche a rezar. Se hace contemplando y escuchando el momento en que Jesús oró a Dios en le huerto de Getsemaní con una gran tristeza. ¡Hágase tu voluntad! – es su oración.
Este año, debido al toque de queda, no podrá hacerse en la iglesia. Pero podemos orar en casa, al final del día, después de cenar. Aquí tienes una forma de orar que puedes adaptar para esta noche tan especial, acompañando a Jesús en su triste noche.
- Prepara la sala de la casa donde vayas a orar con una luz suave, elimina ruidos, prepara un espacio para que podáis estar de una postura cómoda y sin distracciones. También sin dormirse.
- Pon en el centro una Biblia o un Nuevo Testamento.
- Comienza haciendo la señal de la Cruz.
- Lee despacio, el Evangelio que te proponemos: (Marcos 14, 26-46)
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos. Jesús les dijo: «Todos os escandalizaréis, como está escrito: “Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas”. Pero cuando resucite, iré delante de vosotros a Galilea». Pedro le replicó: «Aunque todos caigan, yo no». Jesús le dice: «En verdad te digo que hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres». Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré». Y los demás decían lo mismo.
(Pausa para el silencio y para reflexionar: ¿Y yo? ¿Negaré a Jesús?)
Oración: Jesús, danos fuerza para seguirte también los momentos difíciles. Amén
Llegan a un huerto, que llaman Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí mientras voy a orar». Se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir espanto y angustia, y les dice: «Mi alma está triste hasta la muerte. Quedaos aquí y velad». Y, adelantándose un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y decía: «¡Abba!, Padre: tú lo puedes todo, aparta de mí este cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres».
(Pausa para el silencio y para reflexionar: ¿Cómo es mi oración? ¿Pido a Dios que se haga mi voluntad o sólo quiero que se haga lo que a mí me apetece y me conviene?
Oración: Padre Bueno, enséñame a buscar y hacer lo que tú quieres. Amén.
Vuelve y, al encontrarlos dormidos, dice a Pedro: «Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió y los encontró otra vez dormidos, porque sus ojos se les cerraban. Y no sabían qué contestarle. Vuelve por tercera vez y les dice: «Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega». Todavía estaba hablando, cuando se presenta Judas, uno de los Doce, y con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña, diciéndoles: «Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto». Y en cuanto llegó, acercándosele le dice: «¡Rabbí!». Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron.
(Pausa para el silencio y para reflexionar: ¿Me cuesta orar en mi vida? ¿Qué siento al ver que Jesús sabe que lo van a detener y no escapa? ¿Qué personaje soy yo en la escena?)
Oración: Jesús, enséñanos a dar la vida. Enséñanos a vivir agradecidos. Amén.
Comentarios recientes