En ocasiones el sofá es el rey de la casa. Puede que el lugar más usado de nuestro hogar. Nos da descanso, nos sumerge, nos acoge… a uno, dos, tres, cuatro … personas. Hoy te propongo sentarte o tumbarte en el sofá para orar. Como cuando llegas de muchas horas de trabajo o al final de la jornada y te tumbas y suspiras profundo y dices…. ¡Por fín, qué descanso!
Preparamos la oración.
– Vamos al lugar de la casa donde esté el sofá, quitamos ruidos y cosas que nos puedan molestar para que podamos estar cómodos y tranquilos.
– Dejamos las luces suaves, si se puede. O encendemos unas velas con cuidado y apartadas de objetos inflamables.
– Llevamos una Biblia o, si no tienes, este versículo para meditarlo:
Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
(Mateo 11, 28)
– Hacemos silencio y nos tranquilizamos.
– Un yugo es la herramienta que se ponía sobre los animales para arar o tirar del carro. ¿Cómo es nuestro trabajo diario? ¿Qué es lo que nos agota?
¿Qué cargas me agobian? ¿Qué pesa en mi vida? ¿La edad, las facturas, la salud, conflictos familiares, estrés…?
Oramos.
– Comienza con un ejercicio de respiración y relajación. También necesitas concentrarte. Tienes en las primeras sesiones de este blog algunos consejos para ello.
– Haz la señal de la cruz con tranquilidad: al tocar tu frente, pon ante el Padre tus pensamientos; al tocar el pecho, pon ante Jesús tu cariño; al tocar los hombros, ofrece tus esfuerzos y trabajo ante el Espíritu Santo.
– Escucha el texto de la Biblia:
Venid a mí los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
(Mateo 11, 28)
– Medita, ¿Vivir estos momentos de oración tranquilamente me aportan descanso y paz? .
Jesús dice: «mi yugo» y «mi carga»: Jesús hace referencia a que las normas para seguirle a Él como discípulos no son pesadas. Si son pesadas, es que no son suyas. Porque sus normas y sus leyes se basan en el amor. Cuando amamos lo que hacemos… no nos pesa. Cuando amamos a las personas… no nos agobian ni nos cansan. El amor que propone Jesús no cansa y nos descansa.
Cuéntale, tumbado en el sofá, descansando… aquello que necesitas sobrellevar con amor. Te invito a que ahora lo hagas en un momento de silencio ante Jesús.
– Termina dando gracias por este momento de oración y descanso, en tu sofá.
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