Hoy te damos unas pistas para seguir orando en casa personalmente y también para orar en familia. Recuerda que nuestra casa es también templo y lugar de oración. #yomequedoencasa #yorezoencasa
Despejar ruidos II
“Acercaos a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os daré respiro”
(Mateo 11,28)
Aprende
Los ruidos son lo contrario al silencio. Es sonido que molesta, que distrae… El ruido es lo que no nos permite vivir en paz, nos impide un momento tranquilo de concentración, es todo lo que interrumpe nuestra oración. También lo que nos agobia o nos pone nerviosos.
Nuestra mente va de aquí para allá a todas horas. No para de pensar, de imaginar, de programar…
Probablemente estos días nuestras mentes están llenas de ruidos interiores que también hay que despejar en nuestro camino de oración: miedos, quejas, aburrimiento…
Son ruidos de nuestra mente que nos ocupan todo el rato y nos agobian:
-Algunos vienen del pasado: como el rencor y la rabia ante situaciones y personas que nos hicieron daño; la nostalgia y la añoranza de momentos y recuerdos; los prejuicios e ideas según las que conozco a los demás.
-Otros ruidos son del momento presente: como una autoestima incorrecta que me lleva a situarme en una posición de inferioridad o, por el contrario, de soberbia y agresividad; también están la envidia y competitividad, que nos lleva a compararnos y a medirnos siempre con respecto a los demás. Puede que sea la preocupación por nuestros padres, abuelos, vecinos… la situación económica en que quedaremos tras esta crisis sanitaria…
-Y hay ruidos del futuro: ¿qué pasará después de esto?, ¿se acabará este virus? ¿mis estudios o mi trabajo cómo quedan?…
– Cada miembro de la familia puede escribir su miedos en un papelito y los metemos en un tarro. Ese tarro lo cerramos y procuramos tranquilizarnos para empezar este momento de oración.
Practica
– Ve a tu sitio de tranquilidad. Podemos estar juntos en el salón.
– Relájate como hemos aprendido. No hagas ruido, apaga el móvil, no tengas nada en los bolsillos…. Enciende una vela o abre una Biblia. Lo que mejor nos ayude a centrar nuestra mirada.
– Ponte en una postura cómoda y respira con calma y con facilidad
– Evita los ruidos externos, préstales un poco de atención y vete apartando tu mente de ellos. Puedes mirar el ejercicio de ayer para ver cómo hacerlo.
– Descubre si esos sonidos son agradables o no.
– Pon atención en tus ruidos interiores
¿Qué te agobia en este momento? ¿Qué has escrito en el papelito?
– Fija tu atención en cada cosa que has puesto en tu papelito. Míralo como si fuera una imagen que tienes frente a ti y de la que te vas alejando para refugiarte en el cariño de tu familia.
Escucha estas palabras de Jesús:
“Acercaos a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os daré respiro”
(Mateo 11,28)
Habla con Jesús:
– Cuéntale a él lo que te agobia y pídele que te ayude a ti y a tu familia a alejaros de esos agobios que están encerrados en el tarro.
– Poco a poco vete concentrando sobre ti. Tus latidos, tu respiración.
– Toma conciencia si hay resistencias
– Intenta desconectar de todo… siente el silencio
– Haz silencio dentro de ti
– Dad gracias a Dios por este momento.
Terminamos orando con este salmo:
“Señor, mi corazón
no busca grandes cosas,
ni pongo mi mirada
en cosas que están por encima de mí;
sino que acallo y modero mis deseos.
Como un niño en brazos de su madre,
como un niño acurrucado en tus brazos”
(Salmo 131)
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