En Aurrera Vitoria queremos hoy acordarnos de las familias musulmanas que participan en nuestro proyecto. Ellas están en un momento del año que es muy especial: Ramadan. El Ramadán terminará el 24 de mayo.
Hoy viernes les deseamos un feliz Ramadán: Ramadan mubarak.
Compartimos una entrevista que el periódico El País hizo a Jordi Moreras, profesor de antropología social de la Universitat Rovira i Virgili, en Tarragona, es especialista en Islam, autor de varios libros sobre la religión islámica y, en el pasado, fue responsable de estudios de la Secretaría de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Cataluña.
¿Se debe felicitar el ramadán a los musulmanes, como a los cristianos la Navidad o a los judíos el Hanuka? ¿Deben los no musulmanes observar algún trato especial hacia los musulmanes durante el ramadán?
“Ramadan mubarak” quiere decir “feliz Ramadán” en árabe. Como no musulmán, se puede perfectamente felicitar a los musulmanes; es algo ampliamente aceptado. En los últimos años se ha extendido, además, el uso de postales digitales. Como recomendación, hay que comprender que las personas cercanas que lo practican pueden estar cansados en un momento dado por el rigor del ayuno, y hay que respetarlo. Si un no musulmán es invitado a la celebración, se pueden aportar algún alimento básico, no perecedero, para donarlo u ofrecerlo a un banco de alimentos.
¿Está todo musulmán obligado a seguir los los preceptos del ramadán? ¿Es verdad que se puede compensar de alguna manera y en otro momento lo que no se haya observado en casos de no poder practicarlo?
Del ramadán están exentos, en diversa medida, los niños y quienes no se encuentran en buena condición física. Es el caso de determinados enfermos, como los diabéticos, o de quienes se recuperan de una operación quirúrgica o han realizado un largo viaje. Las mujeres con menstruación no pueden hacer ayuno y pueden recuperar esos días observando el ramadán unos días extras, cuando ya ha terminado. Los enfermos crónicos pueden compensar no haberlo practicado ofreciendo una pequeña ayuda (que en España ronda entre los tres y cinco euros) a los más necesitados de su comunidad y que se destina a su celebración del final del ramadán. En Cataluña, por ejemplo, se recogen alimentos en las mezquitas, y no sólo, necesariamente, para los musulmanes. La caridad hacia todos es un elemento importante de estas fiestas.
¿Hay alguna exigencia específica para las noches del ramadán?
Como todo el resto del año, sean festivos o no, hay cuestiones morales y éticas que no están permitidas. Cuando se rompe el tiempo del ayuno por la noche, se puede comer y beber, pero nunca se permite el alcohol y otras conductas consideradas no apropiadas. El creyente no debe recuperar por la noche lo que ha dejado de hacer durante el día. La noche no debe ser una excusa para caer en excesos.
Los imames suelen recordar a menudo a los fieles que no hay que perder la cabeza en la ruptura del ayuno. Esta restricción, en algunos casos, supone cierto choque cultural, porque es en este periodo del año cuando las familias preparan las comidas más copiosas. En la práctica, el ramadán, cada vez más, se vincula con cierto consumismo. Incluso se aprovecha publicitariamente. En muchos países musulmanes, las televisiones esperan a esta época para estrenar grandes series y producciones. Tienen muy presente que la gente, ahora, está especialmente atenta.
¿En qué países no mayoritariamente musulmanes está reconocido el ramadán como momento especial del año a efectos laborales o escolares?
Algunos países sin mayoría musulmana, como varios europeos y Estados Unidos, han reconocido puntualmente el derecho a salir del trabajo más temprano durante esta festividad. En España, desde 1992 se permite a los empleados musulmanes, previo acuerdo con sus empresas, que salgan antes de su trabajo o disfruten de un día libre para celebrar el fin del ramadán. Eso sí, después tienen que compensar las horas no trabajadas.
¿Cómo se festeja el final del ramadán?
El final del ayuno coincide, en función del año, con el día 29 o 30 tras el comienzo de la festividad. Ese día no se ayuna, se estrena ropa o, al menos, se viste ropa más elegante de lo habitual. Es costumbre reunirse en un lugar público con otros musulmanes para compartir las oraciones. En algunos casos, algunos creyentes siguen ayunando una vez por semana después de la fiesta, pero se trata de una práctica devota personal y privada.
Además de esa ruptura de ramadán, cada día se rompe el ayuno. El momento de hacerlo es cuando la falta de luz «ya no permite distinguir un hilo blanco de uno negro», según reza la tradición. El fin del ayuno comienza con la ingesta moderada de agua, fruta o dátiles, que progresivamente se amplía a otros alimentos. Se celebra con la familia y también con amistades.
¿Cuál es la explicación teológica del ayuno durante el ramadán? ¿Está basado en algún precepto del Corán?
Las tres religiones del Libro, primero los judíos y luego los cristianos y musulmanes, han establecido periodos de ayuno. Los musulmanes son los únicos que mantienen esta costumbre durante largos periodos de tiempo. Pero el ayuno no es solo físico. Se dice que la lengua también tiene que hacer ramadán: las palabras y los gestos deben ser contenidos, y, aunque están prohibidos siempre, especialmente en estas fechas no son adecuados los insultos ni las agresiones. Las miradas y la actividad sexual también se restringen en especial durante estas fechas. El ramadán supone un momento de arrepentimiento, una especie de limpieza, en la que el fiel se desembaraza de pulsiones y tentaciones. Para los creyentes es un reto personal, una toma de conciencia de los pecados, y un propósito de rectificación para ser mejor persona.
¿Varía la celebración entre las diferentes ramas del Islam, como los chítas o sunitas?
No necesariamente, salvo algún con algún matiz teológico. En lo esencial, es igual.
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